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Sin ganas de trabajar – qué hacer

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La motivación es una sustancia bastante esquiva. Unos días está en exceso, y en otros falta críticamente. Y luego no hay absolutamente ningún deseo de trabajar, no importa cuánto lo intentes. Por ejemplo, miras la pantalla de la computadora mientras intentas escribir, pero en cambio piensas en otra cosa, sin dominar una sola línea. Sea cual sea la razón, le pasa a todo el mundo. Si de repente no tienes la fuerza para terminar el aburrido trabajo de rutina, está bien. Pero si esto continúa día tras día, es una señal peligrosa.

¿Por qué no hay ganas de trabajar?

Las personas tienen un autocontrol limitado. El psicólogo estadounidense Roy Baumeister, al explorar los procesos de motivación, descubrió hechos interesantes. Por ejemplo, que, como la energía muscular, el autocontrol humano es un recurso limitado que se agota rápidamente. Cuando esto sucede, una persona comienza a hacer lo que le produce más placer: postergar el resto. Este fenómeno también se conoce como procrastinación.

En esencia, la procrastinación es una estrategia de evitación. Los procrastinadores no tienen ganas de trabajar. Prefieren hacer algo bonito en lugar de algo necesario. La procrastinación es tan difícil de vencer porque no es un resfriado que se pueda tratar con pastillas. Esta es una batalla contra las características biológicas y cognitivas de la psique humana.

Cómo entender que hay un problema

Lo peor de todo, cuando una persona con un problema no sabe que existe. Él encuentra muchas explicaciones diferentes para ella, y continúa empeorando su situación. Los siguientes son indicadores comunes que nos dirán por qué no hay ganas de trabajar, debido a simple pereza o problemas reales con la motivación:

  • evitación _ Un deseo obsesivo de evitar lugares o situaciones que puedan añadir trabajo extra. El ejemplo canónico es la evitación de los niños para no dedicarles tiempo y energía. Por qué, si puedes sentarte frente al televisor o la computadora. En el trabajo, esto se manifiesta ignorando a los clientes y el deseo de matar el tiempo de alguna manera antes del final de la jornada laboral.
  • distracción _ Si no hay ganas de trabajar, y cada vez que intentamos comenzar, cambiamos casi automáticamente a otra tarea (por ejemplo, navegar por la red, leer blogs o artículos, hacer planes para la noche, comunicarnos con nuestros seres queridos), entonces tener problemas.
  • trivialización. Nos convencemos (o al menos lo intentamos) de que la tarea que tenemos entre manos no es tan importante. Por ejemplo, “Voy a posponer la limpieza porque la habitación ya no está tan desordenada" o “No me quedaré despierto mucho hoy. Lo haré mañana con fuerzas frescas.
  • comparaciones _ Comparamos nuestra situación con otras aún peores. Por ejemplo, “Sí, tengo un bloqueo total con los papeles. Está bien, algunos en el departamento ni siquiera han comenzado el informe todavía.
  • humor _ Bromear sobre su "éxito" burlándose de los esfuerzos de otras personas para lograr sus objetivos. Por ejemplo, “Mira cómo Kolyan se cansó en una nueva posición. Ya ha envejecido 10 años, pero le dije que no necesita este ascenso.
  • Cambio de culpa. Un argumento típico es que mis fracasos se deben a circunstancias externas que escapan a mi control.
  • Plazo eterno. Todo empieza con argumentos como: “No empezaré ahora, trabajo de forma más productiva por la noche” o “No, empezaré después del fin de semana. No importa que haya mucho trabajo por hacer: debe estirarse adecuadamente antes de los días laborales ".

No todos los signos indican claramente un problema. Por ejemplo, bajo el deseo de gastar bromas a los colegas, a menudo se oculta la envidia ordinaria. Pero si se observan constantemente varios signos de la lista a la vez, ya no es pereza, sino el comienzo de la procrastinación. Esto debe ser tratado conscientemente para evitar problemas serios con la motivación más adelante.

Los desencadenantes negativos son la raíz del problema

El primer paso es encontrar la causa del problema. Para hacer esto, necesita averiguar su tipo de procrastinador interno:

Perfeccionista

Ser perfecto es el objetivo más alto que un perfeccionista quiere alcanzar. Pero la mayoría de las veces se trata del hecho de que no hace nada en absoluto, temiendo un resultado no ideal. Debido a esto, un perfeccionista a menudo no logra completar una tarea, eligiendo constantemente el momento o la forma perfecta. En lugar de la rutina habitual de hacer y pasar y olvidar, la vida de un perfeccionista es un ciclo interminable de adiciones, alteraciones y la búsqueda de la oportunidad perfecta.

Avestruz

Prefiere permanecer medio dormido. O, como dice la gente, hacer todo "no me importa". Realmente no necesita esforzarse, porque esto lo obliga a lidiar con la negatividad o el estrés. Mejor pájaro en mano que grulla en el cielo es su lema. Por eso, el avestruz se contenta con contentarse con migajas, solo para no asumir más trabajo ni responsabilidad. Todos los planes son solo sueños, que, muy probablemente, seguirán siéndolo.

Sabotaje

El saboteador está dispuesto a trabajar conscientemente peor o, más simplemente, a piratear, por lo que rara vez se le confían tareas complejas, que requieren mucho tiempo y responsabilidad. Su lema es "cuanto menos haces, menos metes la pata". En realidad, el saboteador está motivado por el miedo a cometer errores y ser criticado por hacerlo. Su forma de evitar el fracaso es no hacer nada en absoluto.

Pollo

Los pollos no priorizan. Prefieren lo simple y conveniente a lo importante y útil. El pollito voluntariamente "picoteará" los granos en forma de una gran cantidad de tareas rutinarias fáciles, imitando una actividad vigorosa.

Para recuperarte, encuentra tu desencadenante y comienza a deshacerte de él.

Sin ganas de trabajar - qué hacer

Cómo obligarte a trabajar: 7 pasos para la productividad

El problema es grave, pero podemos solucionarlo. Cuando se encuentran los desencadenantes negativos que nos afectan, necesitamos neutralizar su efecto. Para hacer esto, siga estos pasos. Ayudarán no solo a retomar el rumbo, sino también a optimizar el flujo de trabajo, alcanzando el ratio óptimo del 80% del resultado por el 20% del esfuerzo, según la Ley de Pareto.

1 Búsqueda de objetivos

Determine qué trabajo hacer y qué pasos debe seguir para hacerlo con el fin de evaluar más a fondo sus acciones en términos de "productivo/contraproducente".

Si la acción actual contribuye al logro de la meta, es productiva. Si no, es contraproducente. Tales acciones deben ser deliberadamente cortadas.

2 CONFIGURACIÓN DE PRIORIDADES

Recuerde lo que dijo el Dr. Baumeister: la voluntad es un recurso limitado. Por lo tanto, primero debe completar tareas difíciles que requieren más esfuerzo y concentración. No hay excusas como: "Soy un ave nocturna, trabajo mejor por la noche" o "primero arreglaré rápidamente las pequeñas cosas, descansaré y luego me pondré manos a la obra".

Hacer muchas tareas simples temprano en el día te da una falsa sensación de productividad. Use toda su fuerza de voluntad para hacer el trabajo difícil, de lo contrario, es posible que no tenga suficiente motivación más adelante.

3 Mantener una lista de tareas pendientes

Llevar un diario no solo está de moda, sino que también es psicológicamente beneficioso para nuestra capacidad de lograr objetivos. Como mínimo, los psicólogos recomiendan hacer una lista de tareas del día (teniendo en cuenta todo lo que no nos gusta tanto). Al hacer que las tareas sean visuales, nos acostumbramos rápidamente a la necesidad de completarlas. Si mantiene la lista "en su cabeza", el cerebro astuto la pulverizará constantemente con varias excusas, poniendo las cosas en un segundo plano.

4 Crea un cronograma con plazos

Una modificación efectiva del diario no es solo hacer una lista de tareas, sino también indicar cada fecha de vencimiento. Si no hay un horario, existe la tentación de alargarlo lo más posible. Como resultado, las cosas se acumulan y no podemos hacer frente.

Al crear un cronograma detallado con tiempos de tareas, nos deshacemos del problema. El horario nos mantiene alerta y nos hace controlar el tiempo.

5 Dividir tareas grandes no es tareas pequeñas

Si el trabajo parece demasiado grande e insoportable, nos desanima. Estamos desmotivados y no queremos trabajar. La única salida es dividir las tareas grandes en pequeñas y convertirlas en objetivos semanales o diarios. Como dice el dicho, "cuanto más tranquilo vayas, continuarás". Ármate con el eslogan de Nike y hazlo.

6 Estímulo

Las recompensas son un motivador importante. Al recompensarnos por seguir con éxito un programa de tareas, convertimos la eficiencia en un hábito. Las emociones agradables de la recompensa lo alientan a trabajar de manera aún más productiva y hacer más. ¿Cómo te animas exactamente? Lo mejor es limitarse primero a algo y luego convertirlo en una "zanahoria". Por ejemplo, cigarrillos, café, minutos en redes sociales o horas pasadas en la consola. En el futuro, puede proponer más incentivos globales.

7 Descanso adecuado

El cerebro humano no está diseñado para trabajar continuamente en la misma tarea durante mucho tiempo. Esto es agotador y nos hace "bajar la velocidad". Un descanso de solo 5 minutos cada media hora es suficiente para mantener la mente alerta y cansada.

No es fácil hacer un seguimiento de cada minuto. Pero nadie dice que en el siglo XXI todo deba documentarse en papel. Es útil utilizar planificadores de tareas avanzados en dispositivos móviles para crear un horario de trabajo y descanso. Los programas más avanzados incluso pueden ayudarlo a administrar su tiempo adecuadamente.

vamos a resumir

Si no tienes ganas de trabajar, no es tanto el efecto de la pereza como la falta de disciplina y un intento subconsciente de evitar lo que consideramos aburrimiento. La mayoría de nosotros somos capaces de darnos cuenta de qué cosas hay que hacer ahora y qué posponer para más adelante para llegar a tiempo y obtener el resultado. El problema surge en el momento en que perdemos el control de nuestro comportamiento y no podemos volver al cumplimiento de nuestras metas.

Por lo tanto, la primera tarea es encontrar el desencadenante negativo principal. La segunda es recuperar el control. La tercera es priorizar correctamente. El cuarto es dividir el trabajo principal en varios enfoques para que incluso nuestra baja motivación sea suficiente para completarlos. Quinto, encuentre nuevos incentivos y haga del trabajo exitoso un hábito. Y por supuesto, no te olvides de descansar adecuadamente. Cuanta más fuerza física tengamos, más fácil será seguir adelante.

Fuente de grabación: kakzarabotat.net

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